Los días contados, ese momento exacto en el que descubres que hay un marcador y lo pones a cero. No es tan malo como el momento siguiente claro, el momento en el que ves que el marcador se pone en marcha, y definitivamente no tan malo como el momento siguiente, en el que comprendes que no se va a parar. Y desde ese momento eres consciente y el mundo es como una puerta de película que va estrechando cada vez más la salida para tí. Es el momento de egolatría máximo, cuando sabes que tienes los días contados. Puedes ser el trozo de mierda con menos autoestima de este globo que sientes que el globo gira a tu alrededor... y cada vuelta, es una vuelta menos. De vez en cuando pruebas a poner el marcador a cero. Funciona, pero sabes, claro, que simplemente llegará menos lejos. Simplemente has cambiado el punto de referencia, en vez de desde que acabó la universidad ahora toma como inicio desde que el amor de tu vida te dejó. Es un nuevo punto de partida, con un final prorrogado, días contados. Has probado a no celebrar los cumpleaños, a cambiar de vida cada cierto tiempo, de amigos, de aficiones, de pareja; la religión sólo engancha a los que no se comen la cabeza solos, así que tú estás descartado, no tienes un alma inmortal, tú lo que tienes es una cabeza, una química cerebral, una de esas barritas fluorescentes que doblas y agitas y hacen luz. La vida te ha doblado, agitado y encendido tu cabeza, y ahora la luz, poco a poco, un poco de cada vez, empieza a apagarse, tic tac, tic tac, medianoche, un giro del marcador, un día menos y los que quedan, contados, tic tac, tic tac, tic tac...
Cuando les muerde una mamba negra, la serpiente de los cinco pasos, todos corren. Solo cinco pasos. ¿Adonde huyen? nadie lo sabe porque ninguno ha vivido para contarlo, pero tal vez si la mamba negra les concediera un paso más, uno sólo, sabríamos que lugar es ese en el que no puedes morir. Tal vez esté a seis pasos, aquí, allí...
Posted by: ridar en: 30 de Marzo 2006 a las 07:39 PM Escribe un comentario